El rescate portugués, ese gran desconocido
- Iris Rodríguez
- 27 feb 2015
- 3 Min. de lectura
Si tuviésemos que exponer nuestro conocimiento acerca de las cuestiones políticas, económicas o sociales de la República Portuguesa, nos daríamos cuenta que más allá de la Revolución de los Claveles y de saber que era el país de origen del ex presidente de la Comisión Europea, el señor Durao Barroso – seguramente por la pista que nos da su apellido- no tenemos gran dominio de nuestro país vecino.
Portugal fue rescatado por la Unión Europea el 17 de mayo de 2011, recibiendo un total de 78.000 millones de euros, repartidos en asignaciones a lo largo de tres años. Así, el pasado mayo de 2014 la Troika daba por finalizado el rescate al país luso y sus controles bimensuales de la economía portuguesa quedaban paralizados. Antes de entrar en detalles respecto a las consecuencias y los resultados de este préstamo financiero es necesario entender qué movimientos de la economía portuguesa y qué cambios políticos lo motivaron.
La clave del desajuste de la economía del país se basa en el sobregasto y las burbujas de inversión – llevadas a cabo a través de alianzas público-privadas poco claras y con financiación de consultorías externas- llevadas a cabo entre 1974 y 2010. Un sobreprecio de las obras públicas, la consecuente subida de los sueldos, un aumento de las políticas de contratación llevo a un excesivo número de funcionarios públicos. Si además sumamos la mala gestión de la deuda pública y de los Fondos de Cohesión de la UE, el estallido de la crisis era inevitable.
Esto no fue capaz de prevenirlo el Gabinete de José Sócrates -Primer Ministro luso de 2005 a 2011- y el país llegó a la bancarrota hace ya 4 años. Incapaz de revocar la situación, el 23 de marzo de 2011 ante la disconformidad de toda la oposición portuguesa al cuarto programa de austeridad del Gobierno de Sócrates, éste se ve avocado a dimitir y pedir el rescate al que tanto se había resistido el 7 de abril – el cual sería concedido aproximadamente un mes más tarde- .
A la adjudicación del préstamo europeo le sucedieron unas elecciones ganadas por el Partido Socialdemócrata – el cual no acostumbraba a tener mayoría en el parlamento luso, donde ha predominado el poder del Partido Socialista desde los inicios de la democracia-. Con Pedro Passos Coelho como nuevo presidente de la República, Portugal se enfrentaba a tres años de futuro incierto, pero con una cuestión muy clara: los préstamos hay que devolverlos, y los que más iban a sufrir las consecuencias son los ciudadanos. Los recortes en cuestiones sociales, las subidas de impuestos y los ajustes presupuestarios han sido los males del país vecino estos últimos años. El gobierno ha tenido que lidiar con numerosas protestas sociales en contra de sus políticas y con las presiones económicas de la Unión Europea para que cumpla los objetivos de déficit fijados.
El fin de este programa de rescate supone la segunda salida del trío de economías periféricas que ante la crisis financiera mundial se vieron abocadas a demandar un préstamo internacional. Una vez finalizado los datos de la economía lusa deben analizarse con moderado optimismo. Por un lado las previsiones de crecimiento para el 2014 se han mantenido aproximadamente, con un crecimiento del 0,9% roza el 1% que se había estimado desde el gobierno luso.
Sin embargo nos encontrábamos en mayo del año pasado con una caída de más del 10% de los salarios del funcionariado, y una deuda que alcanza el 129% del PIB, frente al 93% que registraba antes de la aplicación del programa de rescate.
Respecto a la tasa de desempleo si en mayo era superior al 15%, los últimos datos del INE portugués nos indican que a finales del pasado año había 4.153.200 empleados, una cifra que si echamos la vista atrás hacía más de 20 años que no era tan baja. De hecho los datos más antiguos que maneja el Instituto de Estadística son de 1995 y en este año la cifra de empleados era de 4.529.000 – teniendo en cuenta que el país tiene unos 10 millones de habitantes. Y es que desde 2008 Portugal no ha conseguido sobrepasar los 5 millones de personas empleadas y desde entonces se han destruido 567 mil puestos de trabajo.
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