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Economía para hacer dummies

  • Bárbara Menéndez
  • 6 mar 2015
  • 3 Min. de lectura

Hace alrededor de tres años se pusieron de moda en España los denominados cursos de “economía básica” para estudiantes de la ESO; concretamente estas clases se dirigen a alumnos de 3º y 4º de educación secundaria. No hace falta explicar lo inestable que el último gobierno ha hecho un sector ya de por sí tan “veleta” como lo es la educación. Ahora están de moda las finanzas, pues me invento unos cursos cuya gestión y docencia recae básicamente en manos de organismos económicos internacionales o, por qué no, vamos a proponer clases impartidas directamente por voluntarios provenientes de la banca.


Se ha de reconocer que en la parte del marketing son unos cracks, porque venden estos cursos como si fuesen la salvación a todos los problemas pasados y futuros del país. De hecho, su implantación se ha hecho eco incluso en los medios de comunicación: el programa Salvados del pasado domingo 1 de marzo visitó escuelas sevillanas y catalanas para asistir a una clase de este tipo y analizar el impacto de los conceptos en los alumnos. El diario económico Cinco Días también publicaba el pasado lunes un artículo dedicado a dar visibilidad a este tema – no hay que pasar por alto que dicho artículo en la edición impresa se enmarcaba bajo el resaltado “Buen gobierno”.

Las dudas vienen cuando descubrimos que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) conjuntamente con el Banco de España gestionan estos cursos; de previsiones y supervisión de mercados ya han demostrado que “controlan” más bien poco, pero… ¿¡de educación!? Precisamente es una profesora de literatura sevillana, Guadalupe Jover, quien en Salvados ejemplifica el ya presumible sesgo ideológico de estos cursos: “en la guía docente dicen claramente que uno de los objetivos es conseguir que en un futuro los ciudadanos asuman los riesgos que ahora asume el Estado, como por ejemplo la gestión de las pensiones”. En otras palabras: destruir el Estado de bienestar (o lo que queda de él).


Es curioso no solo que la profesora de economía que imparte el curso en otro instituto sevillano (el IES Pino Montano) no haya alertado sobre el importante componente ideológico que desprende el programa de Educación Financiera, sino que por el contrario declarase estar en total acuerdo con los conceptos impartidos. Todo empieza a tener un poco más de sentido cuando entras en la web del centro y descubres que han sido galardonados con un premio otorgado por el Banco de España, uno de los organismos que, como ya se ha comentado, organizan el curso. Tampoco es plan de criticar si te van a dar un premio, ¿no?

“Están intentando hacer ver que si los adultos de hoy en día hubiesen tenido esta formación, no hubiésemos llegado a esta situación. Pero lo que faltaba no era información, sino valores de los que mandaban”, asegura Guadalupe con gesto de impotencia. Su discurso se ve reforzado por múltiples “conceptos” explicados en los cursos, como por ejemplo la idea generalizada de los alumnos de que es más importante pagar la hipoteca que los alimentos básicos. Todos sabemos que hay más alternativas a las que recurrir si te falta el alimento que si te falta el hogar, ¿pero es necesario implantar este miedo en los jóvenes? Volvemos siempre al principio del círculo vicioso: los grandes beneficiarios de este miedo son los bancos. ¿Otro ejemplo más? Asegurar a los alumnos la poca fiabilidad de los prestamistas privados y, sin embargo, la gran rentabilidad que ofrecen (sólo les falta decir que sin ánimo de lucro) los bancos; “el dinero siempre en el banco niños, que en casa no da beneficio”.


Educación y concienciación económica, sí. Aprovechándose de la inocencia y el desconocimiento de los jóvenes, no. No cambiemos la ignorancia por la manipulación.

 
 
 

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