No todas las deudas son iguales, o por qué Grecia se puede quejar
- Javier Borràs
- 22 mar 2015
- 2 Min. de lectura
Mientras Varufakis sigue moviendo fichas para que la Troika acepte sus reformas -aunque ésta no se mueve demasiado- Tsipras intenta rebajar tensiones y abrir más puentes de diálogo con los acreedores. No parece que sirva demasiado. Durante estas negociaciones, las cosas no se quedan quietas en Atenas. La presidenta del Parlamento griego, Zoé Konstantopoulou, (pese al mito, hay mujeres en los cargos de importancia del gobierno heleno) ha reclamado un comité para auditar la deuda pública griega. Servirá para tener un documento que indique bajo que condiciones se pidieron los diferentes préstamos que forman la deuda actual y antigua. Hay diferentes puntos claves en ésto:
¿Para qué sirve auditar la deuda? Lo explica el firmante del documento que se entregó con las bases para la auditoría, Éric Toussaint, un economista belga formado en batallas antiglobalización. Es un guiño a la izquierda, que puede estar descontenta por las negociaciones con la Troika. La deuda (según Toussaint) se podrá clasificar de cuatro maneras: deuda ilegal (contraída violando las leyes: sería la más fácil de negociar en un futuro); deuda odiosa (contraída por regímenes autoritarios: EEUU hizo algo similar con la deuda de Irak); deuda pública insostenible (“su reembolso impide a los poderes públicos garantizar los derechos humanos fundamentales”, sería una situación parecida la Grecia actual, y se hizo en casos como Ecuador o Argentina); y la deuda ilegítima (“deuda contraída por los poderes públicos sin respetar el interés general o en perjuicio del interés general”, el último tipo y el más ambiguo en su aplicación). Con el documento se podría hacer publicidad de la injusticia de parte de la deuda o usarlo ante los acreedores.
¿Qué trozo de deuda se auditará? El documento de Toussaint defiende que se hará desde la dictadura de los Coroneles (1967-1974) -donde se puede aplicar fácilmente el concepto de deuda odiosa- hasta los acuerdos actuales con la Troika. Aún así, habrán momentos clave que se investigarán con más intensidad: los Juegos Olímpicos de 2004, donde hubo un disparo del gasto además de acusaciones de sobornos; el maquillaje que hizo Goldman Sachs de las cuentas públicas griegas, para que así pudiera entrar en el euro; o los casos de corrupción entorno a la empresa alemana Siemens, que pagó más de 100 millones de euros en sobornos a políticos.
NOVEDADES
Hay avances en la auditoría de la deuda pública. 53.000 millones de la deuda actual serían “potencialmente ilegítimos”, ya que países como Francia o Alemania (los que más) habrían dado préstamos directamente a Grecia con tipos de interés altos (del 4% al 5,5%) aprovechando la situación de ataques especulativos contra el país, donde sacar dinero de los mercados era imposible o peor. La cuestión es la siguiente: si, por ejemplo, Alemania se “aprovechó” de la situación desesperada de Grecia para endosarle intereses “abusivos”. La parte legal lo dice más liado, así: “los Estados miembros no asumirán ni responderán de los compromisos de los Gobiernos centrales, autoridades regionales o locales u otras autoridades públicas, organismos de Derecho público o empresas públicas de otro Estado miembro, sin perjuicio de las garantías financieras mutuas para la realización conjunta de proyectos específicos”.
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