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Europa se manifiesta contra el TTIP

  • Iris Rodríguez
  • 20 abr 2015
  • 4 Min. de lectura

Barcelona ha sido una de las 550 ciudades de un total de 34 países, que han convocado en el Día Mundial de Acción contra el TTIP. En el estado español, más de 20 ciudades han celebrado sus respectivas concentraciones. Y en Europa capitales y ciudades más importantes han aglutinado a miles de personas en rechazo al Acuerdo Trasatlántico que se negocia entre EEUU y la UE.


Suena “El Aguante” de Calle 13, la parte alta de Paseo de Gracia es ocupada por no más de mil personas. Banderas republicanas, independentistas, comunistas pero sobre todo carteles con mensajes – algunos más ingeniosos que otros- muy claros #NoTTIP. “Las personas y el planeta antes que el capital” reza la pancarta que encabeza la manifestación. La marcha daba comienzo pasadas las cinco de la tarde y ha recorrido todo Passeig de Gràcia, siguiendo por Vía Laietana hasta acabar en Plaça Sant Jaume, casi dos horas más tarde. La afluencia ha sido considerable al final, con más de 4000 personas.

Lo cierto es que el ambiente de la manifestación en Barcelona ha sido distendido, así como en la totalidad de marchas convocadas, un gran número de agrupaciones sindicales como CCOO, el Front Civic de Catalunya, la Xarxa Socialista Unificada de Catalunya; partidos políticos como Podemos, Esquerra Unida e Iniciativa Verds y plataformas ciudadanas como los Yayoflautas, la Marea Groga - que aprovechaba para recoger firmas para la ILP de educación- o la Marea Azul de los trabajadores de Movistar – en huelga indefinida desde el pasado día 7-. La cabecera de la manifestación estaba liderada por tres tractores de la Unió de Pagesos de Catalunya, que también quiso mostrar su rechazo al acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea.


Este proyecto económico se ha tratado de llevar en secreto y omitiendo información por parte de las instituciones, pero la presión ciudadana y la oposición de los grupos de izquierda en el Parlamento Europeo han conseguido que el debate salga a las calles. De hecho dentro de la Comisión Europea hay gente muy descontenta con el proceso de negociación y las formas utilizadas, lo cual ha facilitado el filtrado de información, el cual ha permitido articular todo este movimiento en contra del tratado. Razones no les faltan a la gente, este acuerdo supone una pérdida de derechos para los ciudadanos en favor de los intereses económicos de las grandes empresas. Los estándares laborales, la seguridad alimenticia y las garantías medioambientales están puestas en serio peligro con la firma de este acuerdo.

Alvaro Imbert /lacolumna.cat

A efectos prácticos el TTIP podría comportar la posibilidad de que las empresas denuncien a los Estados – y no viceversa- por tener leyes que limiten su crecimiento económico. En el ámbito sanitario podría suponer la entrada de medicamentos en Europa que contengan componentes químicos que si están permitidos en EEUU pero no aquí. Del mismo modo en el aspecto alimenticio: una de las partes que más rechazo provoca es la entrada en la UE de productos transgénicos y carnes modificada hormonalmente, así como un ataque al consumo de proximidad en favor de las grandes corporaciones del sector agroalimentario. Greenpeace, que también tenía representación en la manifestación, denuncia la pérdida de soberanía de la Directiva Europea de Energías Renovables, la cual dejaría de ser operativa con la entrada en vigor del Acuerdo Trasatlántico.


Aunque sin duda el aspecto que más debemos temer de este futuro acuerdo es la pérdida de derechos laborales de los trabajadores europeos. Se prevé una armonización de los derechos laborales norteamericanos, que son ligeramente inferiores a los europeos. Además la apertura total supondría una reestructuración de puestos de trabajo debido a la

competencia. Como explicaba el representante de ATTAC Catalunya, debemos rechazar este tratado porque blinda los derechos del capital financiero por encima de los de las personas. Se trata no solo de un tratado económico, se trata de una hábil estrategia geopolítica que pretende pisotear la voz de los ciudadanos y debemos pararlo”.


Frédéric Viale, miembro del consejo científico de ATTAC en el Estado francés afirmaba en una entrevista a La Directa que la gran novedad de este acuerdo no es que sea un acuerdo puramente comercial, sino que modifica las normas de regulación de esta actividad económica. “El objetivo es que todo lo que se fabrica en el otro lado del Atlántico pueda ser aceptado en el otro, sin condiciones y para ello se pondrán en práctica un mecanismo de resolución de conflictos y otro de convergencia reglamentaria. Permitiendo primero perseguir judicialmente un estado que tome decisiones contrarias a los intereses legítimos de las empresas y segundo creando un comité de expertos al cual se deberán someter las normativas que tengan una incidencia sobre el comercio. Por ejemplo si un estado quiere prohibir un alimneto por considerarlo nocivo para la salud, este comité deberá aprobar esa actitud previamente consultando la opinión de las empresas implicadas.” En definitiva es dejar nuestros derechos en manos de grandes corporaciones y multinacionales, limitar el poder de los gobiernos y someterlos al más puro corriente neoliberal de la economía. Y la experiencia en este tipo de acuerdos nos dice que genera más desigualdad social y efectos negativos en la ocupación.

 
 
 

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