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Continúan las aguas revueltas en la banca portuguesa

  • Iris Rodríguez
  • 30 abr 2015
  • 2 Min. de lectura

Como ya comentábamos hace unas semanas, el panorama bancario portugués está viviendo grandes movimientos. Por una parte tenemos el culebrón de BES y su filias buena el Novo Banco, aún a la espera de ser vendido al mejor postor, que acaba de recibir un nuevo trato de favor por parte del Estado; y por otro lado la OPA de CAIXABANK sobre el BPI sigue encallada.


Novo Banco, la parte buena extraída del Banco Espírito Santo, se ha visto beneficiado por la última orden que ha firmado el gobierno de Passos Coelho. Ésta exime a la entidad de pagar costes asociados con operaciones hipotecarias u otras transferencias masivas de los consumidores que mantienen los activos tóxicos – es decir, que siguen perteneciendo a BES-. El estado, en tanto que ejercer temporalmente de accionista de la entidad a través del Fondo de Resolución deja de percibir 85 millones de euros.


La cuestión de fondo es desmarcarse de la idea de Novo Banco como entidad pública, en proceso de OPA e intentando venderse al mejor postor. De hecho el gobierno ha afirmado que si la venta se produce en condiciones que implique una ganancia inferior a los 4900 millones inyectados en al entidad, la diferencia correrá a cargo de los bancos e instituciones financieras que forman parte del Fondo de Resolución, de ningún modo repercutirá en los contribuyentes. Este Fondo está en manos de las instituciones financieras y forma parte del Banco de Portugal, por tanto los beneficios o las pérdidas repercutirán directamente en el sector financiero no en el gubernamental.



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Por otro lado, el BPI es una de las entidades que optaba a la compra de Novo Banco, pero además debe lidiar con conflictos internos. Explicábamos anteriormente que Caixabank cuenta con el 44% de las acciones de BPI, pero no tiene el dominio de los movimientos de la entidad. Aquí entra en conflicto la segunda accionista, la angoleña Isabel Dos Santos que con un 18,5% bloquea cualquier postura que proponga Caixabank. En este caso se propone una reforma de los estatutos de la compañía para que dejen de limitar los derechos de voto en un 20%, todo para resolver la cuestión de fondo, conseguir llevar a cabo la operación de fusión con el BPI, a la cual Dos Santos se opone, apostando por la unión con el BCP. Estamos por tanto ante un bloqueo de la modificación de los presupuestos que permitirían la OPA de Caixabank, la angoleña mata la opción de OPA antes de que lleve ésta a materializarse.


La modificación de estatutos requiere que la moción de Caixabank presentada por Da Silva, sea aprobada por mayoría cualificada (más de tres cuartas partes a favor), y Dos Santos ostenta con su 19% de capital la opción de bloquear cualquier mayoría cualificada. El 29 de abril estaba prevista una reunión para el voto de esta moción -de resultado previsible-, pero se ha visto aplazada hasta el próximo 17 de junio. Elimina así toda opción del BPI de optar a la OPA de Novo Banco puesto que está prevista para finales de mayo.

 
 
 

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