Moralidad para combatir la codicia
- Tomàs Martínez
- 18 may 2015
- 6 Min. de lectura
En junio de 2009, Francesc Cabana terminó La cultura de la codicia, un libro en el que el prestigioso historiador económico analiza las principales causas de una crisis que aún sufrimos hoy en día. Lo hace desde la perspectiva catalana –el libro también está escrito en este idioma– y por lo tanto se centra en cómo los distintos elementos que conforman la economía global han repercutido en el desarrollo económico de Catalunya. Para ello, resulta básico explicar la cronología de varios precedentes de crisis económicas para después entrar en las particularidades que llevaron al inicio de la actual. Aunque, por otro lado, termina aludiendo varios motivos “antropológicos” como responsables de la crisis: “La causa primera de la crisis del 2008 fue la estupidez humana. Por estupidez entendemos soberbia, fanfarronería y falta de un control eficaz de los mecanismos financieros por parte de los países desarrollados[1]”.
Para explicar el proceso que provocó la burbuja inmobiliaria, su estallido y la explosión de la crisis, Francesc Cabana opta por un punto de vista bastante crítico, pero también didáctico. A lo largo de toda la lectura, el historiador económico catalán va explicando bastantes de los conceptos que utiliza, para aclarar su significado. Se aprecia un esfuerzo por concretar los términos usados para aquellos que no estén familiarizados con el vocabulario económico. No obstante, algunos se definen de forma sucinta y superficial, en muy pocas palabras, lo que puede resultar insuficiente para aquellos poco habituados a lecturas de este tipo, aunque en parte también se entiende porque no se trata de un libro con el objetivo de divulgar la jerga económica.
Además, también es importante destacar que el libro se encuentra altamente fragmentado: resulta complicado encontrar más de 3 páginas redactadas sin la presencia de algún ladillo que frene en seco la lectura. Así se dividen los temas tratados y puede ayudar al lector a asimilar los conceptos y estructurar los puntos tratados. Sin embargo, en ocasiones repercute en la coherencia del texto, pues puede parecer que Cabana incluye en su relato algunas ideas algo inconexas que no termina de cohesionar a través de una escritura fluida. Pero las quiere añadir de algún modo. En cualquier caso, se valora el esfuerzo del autor para que el libro no sea especialmente denso y espeso, ni repleto de conceptos económicos.
Una de las principales ideas que Francesc Cabana transmite, como historiador económico, es que las crisis son cíclicas. Así pues, resulta fundamental arrancar desde un punto de vista histórico y contextual: es necesario explicar las crisis anteriores del siglo XX para entender la actual. El autor relata con claridad, precisión y lucidez los principales puntos de la cronología económica del último siglo, también los más recientes, y exhibe su conocimiento del tema junto con una enorme documentación. Son habituales las referencias a artículos periodísticos, hemerotecas y tratados políticos para complementar el relato.
Por otro lado, la exhaustiva documentación también contrasta con matices puramente subjetivos referentes a la opinión del propio Francesc Cabana, que en ocasiones realiza juicios que no terminan de encajar demasiado con lo que cuenta (por innecesarios). Por ejemplo, cuando habla de las empresas catalanas de tamaño medio, poco después de relatar la situación de las empresas madrileñas, escribe: “Algunas de estas empresas son más grandes de lo que parecen vistas desde el exterior, porque no consolidan los balances de otras sociedades del mismo grupo inmobiliario. A menudo, las más saneadas son también más discretas a la hora de lucir músculo económico y financiero. Los catalanes somos así[2]”. Este tipo de detalles son recurrentes a lo largo de la obra, del mismo modo que algunos comentarios supuestamente graciosos: “Una de las pocas empresas que subió durante el 2008 fue Funespaña FA, una empresa de servicios funerarios. No es humor negro: las vendas de la empresa se mantuvieron porque tenía una demanda estable[3]”.
Del mismo modo, también se aprecia algún que otro “tic ególatra” de Cabana. Por un lado, cuando describe los años previos a la crisis deja algún que otro comentario crítico relativo a la falta de perspectiva histórica a medida que crecía la burbuja inmobiliaria, como si la sociedad fuese consciente de que el aparente crecimiento español estuviese destinado a estallar en una crisis de estas características, con comentarios como “hay poca memoria histórica, como se ha comentado[4]”. A toro pasado es más fácil decirlo. Pero más llamativa aún es una cita a un artículo del propio Cabana escrito en el AVUI, introducido con las siguientes palabras: “Si a principios de 2007 era evidente para los analistas que la burbuja inmobiliaria estaba a punto de explotar…[5]”. Así pues, llama la atención que el propio Cabana se referencie a sí mismo para demostrar que los analistas y expertos (algunos) veían venir la crisis que asomaba la cabeza por aquel entonces.
Más allá de estos apuntes, también hay que destacar la claridad con la que Cabana explica algunos de los sucesos económicos más destacados de los últimos años, que son los que gozan de mayor protagonismo en la obra. En este sentido, La cultura de la codicia es una radiografía magnífica de los años previos al estallido de la crisis. Por ejemplo, el diagnóstico de la burbuja inmobiliaria es muy preciso y está plagado de detalles: empresas beneficiadas porque vendieron sus activos antes de tiempo, otras compañías que se vieron abocadas a la liquidación, grandes empresarios que perdieron sus fortunas, etc. Además, el relato del autor permite entender cómo pensaban y actuaban los distintos actores económicos, qué motivaciones les movían y cómo la ambición tuvo un papel relevante en la toma de decisiones empresariales.
Así pues, este punto clave está muy bien explicado y, por la formulación de los sucesos cronológicos, recuerda al documental Inside Job, ganador de un Oscar en 2010, que se centra en las causas que llevaron al estallido de la crisis en Estados Unidos. Si uno complementa el libro con el documental, podrá comprender por qué las empresas inmobiliarias y de crédito participaban en el sistema de los “créditos basura” y las “hipotecas subprime”, y concedían préstamos a familias que no podían pagarlos porque el precio de la vivienda subiría igualmente y compensaría, a la larga, la morosidad. Hasta el día que el precio de los pisos dejó de subir.
También cabe resaltar, dentro del diagnóstico de las causas que llevaron la crisis, la parte en la que se explican los conceptos relativos a los tipos de interés, el precio del dinero, el euríbor, los créditos entre entidades financieras y, sobre todo, las causas por las que la crisis inmobiliaria y financiera de los Estados Unidos se contagió y expandió por el resto del mundo. En una economía globalizada, todos los elementos son interdependientes, aunque, de un modo u otro, “toda crisis empieza y acaba en Estados Unidos”.
Sin embargo, una vez diagnosticados los males que padece la economía española en general y la catalana en particular, no está demasiado definida la receta para combatir la crisis. No lo promete el título del libro, que ya da a entender que se centrará en las causas, pero el último capítulo, llamado “La salida del túnel”, a priori indica todo lo contrario. No obstante, Cabana termina apelando a generalidades y, sobre todo, a un cambio de mentalidad tanto en los sectores económicos como en la población; pide ética para huir de lo que llama La cultura de la codicia. “La salida del túnel no solo pasa por una serie de medidas y una política económica adecuada, sino también por un cambio cultural. La codicia del dinero no puede ser la primera razón de ser[6]”, explica Cabana, que amplía su argumentación en la última página: “La economía del siglo XXI se recuperará cuando haya echado la cultura de la codicia que ha distinguido el sistema financiero mundial en los últimos 20 años, liderado por el sistema financiero norteamericano y seguido por los demás[7]”.
Así pues, Cabana no se moja demasiado pero demanda el regreso de unos valores morales para no recaer en crisis como ésta de nuevo: “El desarrollo económico ha de ir acompañado de un desarrollo moral, si se quiere consolidar. La crisis de 2008-09 es una buena prueba[8]”. En 2015 aún no nos hemos recuperado.

[1] CABANA, F. (2009). La cultura de la codicia: las claves de la crisis económica en Catalunya. Pòrtic, Barcelona (p.106).
[2] CABANA, F. (2009). La cultura de la codicia: las claves de la crisis económica en Catalunya. Pòrtic, Barcelona (p.29).
[3] CABANA, F. (2009). La cultura de la codicia: las claves de la crisis económica en Catalunya. Pòrtic, Barcelona (p.87).
[4] CABANA, F. (2009). La cultura de la codicia: las claves de la crisis económica en Catalunya. Pòrtic, Barcelona (p.24).
[5] CABANA, F. (2009). La cultura de la codicia: las claves de la crisis económica en Catalunya. Pòrtic, Barcelona (p.53).
[6] CABANA, F. (2009). La cultura de la codicia: las claves de la crisis económica en Catalunya. Pòrtic, Barcelona (p.106).
[7] CABANA, F. (2009). La cultura de la codicia: las claves de la crisis económica en Catalunya. Pòrtic, Barcelona (p.126).
[8] CABANA, F. (2009). La cultura de la codicia: las claves de la crisis económica en Catalunya. Pòrtic, Barcelona (p.126).
コメント