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Conceptos económicos claros y al alcance de todos de la mano de Krugman

  • Bárbara Menéndez
  • 19 may 2015
  • 5 Min. de lectura

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En lo que respecta a los textos académicos que versan sobre economía parece que no hay término medio; o encontramos escritos muy técnicos y complicados de entender si no se está familiarizado con los conceptos básicos que se exponen o nos vamos al polo totalmente opuesto cuando se nos presentan libros “para dummies” que no pasan de un nivel equivalente al de un niño de primaria. Por este motivo se agradece – y más en el momento actual que estamos viviendo, donde la economía es el centro neurálgico de la vida humana – descubrir libros como ¡Acabad ya con esta crisis!, de Paul Krugman.

Precisamente el autor del texto es un reputado economista estadounidense que recibió el Premio Nobel de Economía en 2008, perfil del que se presupone un uso complejo de los conceptos y un discurso demasiado académico para el público general. Nada más lejos de la realidad; Krugman, con un tono muy cercano al lector, consigue reflejar de manera sencilla cuestiones elementales que nos atañen a todos como ciudadanos activos en una economía de mercado.


¡Acabad ya con esta crisis! se estructura a través de 13 capítulos y unas 250 páginas, disposición muy acertada, ya que pese a que cada capítulo tiene como protagonista un aspecto de la crisis global que estalló a finales de 2007 (el paro, la deuda, las políticas de austeridad, etc.), Krugman consigue relacionar todos estos elementos de manera clave para conformar un texto crítico y, sobre todo, muy abierto a la propia reflexión crítica del lector. Así, se podría decir que nos encontramos una estructura “base” a lo largo del libro: presentación de conceptos básicos y principales, relación de los mismos dentro de la crisis global y valoración personal del autor sobre las perspectivas de futuro y la necesidad de unas soluciones inmediatas.


Esta última idea es importante porque el autor ya deja claro en la introducción del libro que lo que persigue es la búsqueda de posibles soluciones o salidas a los problemas reales del presente; es decir, parte de la premisa general del ¿y ahora qué hacemos?, dejando en un plano secundario – en la medida de lo posible – tanto el análisis de las políticas que han conducido a tal situación como la elaboración de planes de futuro que no solucionen nada en el momento actual, dirigiendo así una fuerte crítica a las recurrentes políticas a largo plazo que ponen en marcha la mayoría de los gobiernos en un desesperado intento de “contener” a los ciudadanos.


Y apunto que “en la medida de lo posible” porque lo cierto es que Krugman a lo largo de las páginas se va alejando cada vez más de este planteamiento inicial. Si bien es verdad que una gran parte de su discurso gira en torno a los posibles caminos que se pueden tomar, también encontramos una crítica – fundamentada – constante a las políticas impulsadas tanto en Estados Unidos como en Europa los últimos años.


De hecho, uno de los aspectos que más destaca del libro son las acusaciones sin medias tintas que Krugman hace a los neoliberales: él es keynesiano y no sólo no lo esconde, sino que lo va recordando varias veces a lo largo del libro mientras cita en múltiples ocasiones al economista británico. Personalmente, aunque creo que es muy arriesgado “sacar a flote” de manera tan clara tu ideología – ya sea política o económica – en un texto de este tipo, en este caso pienso que Krugman ha estado muy acertado por un doble motivo: es honesto con el lector y mantiene una tesis acorde con sus ideas a lo largo de todo el ejemplar. De esta forma, estructura su discurso entorno a la necesidad de aplicar la clásica idea keynesiana de intervención del Estado en la economía mediante la inyección monetaria y políticas expansivas.


Además, como ya hemos visto anteriormente, Krugman recuerda con notoria frecuencia las “lecciones de la historia olvidadas por las clases dirigentes”, remontándose a menudo a situaciones vividas en otros periodos de crisis, recesiones y depresiones. Sobre todo establece su gran referencia histórica en la Gran Depresión de los años 30 en Estados Unidos.


Otra característica curiosa de ¡Acabad ya con esta crisis! es que a pesar de que el punto de partida de todos los análisis es Estados Unidos – como el propio autor explica por “procedencia”, “conocimiento de la situación” y “lazos sentimentales” –, todos guardan relación, directa o indirecta, con lo acontecido en Europa durante los últimos cuatro años tras el estallido de la crisis (hay que tener en cuenta que el libro se escribió en 2012, aunque bien se podría haber publicado este mismo año ya que, como vaticinó Krugman, pocas cosas han cambiado).


Para más inri, es especialmente interesante leer este libro desde la perspectiva de un ciudadano español ya que, sin contar Estados Unidos, España es el país que más se cita como ejemplo de malas prácticas, lo que nos debería hacer reflexionar aún más profundamente: ¿qué visión estamos dando al mercado exterior, principal destinatario de la actividad económica española?

Uno de los problemas a los que Krugman da más importancia y prioriza es el de la elevadísima tasa de paro, pero no lo trata de una forma banal o reduciéndolo todo a cifras, sino que va más allá consiguiendo darle un trato y una perspectiva muy humana. Este enfoque humano y social está presente a lo largo de toda la obra y se ve muy claro cuando por ejemplo asegura que una inestabilidad económica, además de lo que ya todos sabemos que acarrea en el plano monetario y de calidad de vida, también “pone en riesgo los valores y las instituciones democráticas”. A nivel personal, me parece muy interesante este intento por ofrecer una visión más allá de los intereses económicos, y más hablando de una disciplina en la que se tiende a despersonalizar tanto los procesos.


Krugman consigue en gran parte la cercanía con el lector mediante la sinceridad explicando las diversas situaciones: cuando habla del paro juvenil no destacaríamos precisamente su entusiasmo sobre las previsiones de futuro, pero en ciertos puntos críticos la única manera de ser creíble a ojos de tu público es “poniendo las cartas sobre la mesa”. A modo de anécdota también es pertinente destacar que hace un gran esfuerzo por conseguir este acercamiento mediante frecuentes referencias a la cultura popular norteamericana: canciones, películas, etc.


Sumando todos estos factores nos encontramos ante un must que es, como describe el propio Krugman, “accesible a cualquier lector inteligente, sin necesidad de conocimientos económicos”. Ya no hay excusas para no estar estrechamente familiarizados con conceptos tan básicos como lo son el PIB, la inflación o la oferta monetaria en circulación.


Automáticamente, cualquier persona que termine de leer ¡Acabad ya con esta crisis! debe comenzar a ser más crítica con las instituciones de su país y cuestionarse, como lo hace el autor, por qué nos intentan “vender” continuamente que el sacrificio presente será recompensado en un futuro, a día de hoy, incierto. La petición formal del escritor a sus lectores no es otra que esta; despertar de este engaño y empezar a ser conscientes y críticos con la realidad que nos rodea, que vivimos día a día. Por ello, creo que independientemente de las ideologías y de las doctrinas que defienda cada individuo, Krugman merece ser escuchado.

 
 
 

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