Renzi se apunta otro tanto
- Roger Obiols
- 22 may 2015
- 2 Min. de lectura
Pese a que últimamente estemos acostumbrados a que la economía nacional esté en manos de banqueros y políticos (o más bien en sus bolsillos), es una gran realidad decir que “economía y política van de la mano”. Más allá de las medidas que pueda tomar un gobierno de “izquierdas o de derechas”, la política sirve para dar voz de la ciudadanía, y esta tiene todo el derecho en vigilar su dinero o sus bienes.
Este es el principal sustento al que se agarran la mayoría de gobiernos que proponen una reforma electoral; una mejor representación ciudadana. Visto así, todo individuo al que le guste la democracia (y creo que cada vez somos más) no podría negarse a una mejor representación en la esfera política. Pero todos sabemos que ni política ni economía son tan sencillas. La gran mayoría de las veces que se pide una reforma electoral, lo hace el partido que forma gobierno para asegurarse el poder, como mínimo otra legislatura (lo intentaba sin acierto el PP a finales de 2014).
Bien hábil ha sido pues el primer ministro italiano Matteo Renzi, que a principios de este Mayo conseguía que se aprobara la ley electoral que se había propuesto. Y es que con todo el programa de reformas que tenía preparado, el líder transalpino quería asegurarse de que el proyecto no quedara a medias.

Ya explicábamos al inaugurar este blog que Italia es un país con una tendencia derechista en la última década. Pero si miramos con un poco más de retrospectiva, nos encontramos en que en los últimos 70 años ha habido ni nada más ni nada menos que 64 gobiernos, muchos de ellos en manos de partidos minoritarios.
Probablemente conocedor de estos antecedentes, el Partido Democrático propuso en la Cámara de diputados una reforma electoral, para que las coaliciones de múltiples partidos minoritarios no rompieran con la hegemonía de un ganador en las elecciones sin mayoría absoluta. Y resulta que la estrategia les ha salido bien: 334 votos a favor por 61 en contra.
Con la nueva reforma (que se aplicará a partir del 1 de Julio de 2016), el partido que supere el 40% de los votos tendría automáticamente 340 asientos (55% del total). En caso de que ningún partido llegase al 40%, se celebraría una segunda votación entre las dos fuerzas más votadas para optar a esta “mayoría” de premio.
Ya han sido múltiples las fuerzas políticas que ha tachado esta reforma de antidemocrática, pero ante la irregularidad histórica comentada, y una clara respuesta en la votación, parece que Renzi sigue con su hoja de ruta. Así pues, parece ser que Italia pasa a convertirse en un país de democracia polarizada sin tanta irregularidad, pero vamos a ver si con más o menos democracia y representación ciudadana.
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